miércoles, 25 de octubre de 2017

Profesión temporal

Tiene veintiún años y el sábado próximo, el 28 de octubre, va a profesar votos temporales en el monasterio de las Madres Benedictinas de Sahagún, en la provincia de León. Esperó a cumplir los dieciocho para cambiar sus aposentos y ensanchar su corazón. Sus padres, Teresa y Casimiro, recibieron su inquietud con la alegría profunda de aquellos que saben que no podía haber elegido mejor novio ni, desde el sábado próximo, mejor esposo. Los padres siempre se rinden a la felicidad de los hijos, pero si acompañan y alientan las elecciones, la decisión en las encrucijadas, mucho mejor: recibirán la paga de la felicidad de sus hijos y habrán participado en ella. Ni una hija ni un hijo se pierden, sino que se ganan otros muchos en ellos. 

Es importante para nosotros Marta porque es de Ciudad Real. En un tiempo en el que parece no solo que Dios no llama, sino que tampoco estamos respondiendo, surge, como un oasis de frescura, una vida que rompe con todo lo que parece y nos pone delante lo que es. ¿Veintiún años? Sí, la edad perfecta para desposarse y permitir que Dios sea el dueño de tu vida. Siempre es tiempo de las cosas buenas. Es la grandeza de la persona, el factor humano por el que, a pesar de las apariencias, de las circunstancias, se consigue hacer algo nuevo, distinto, imprevisible, bueno. Es importante para nosotros porque nos descubre que hay otros muchos que, seguro, están pensándose su vida, están planteándose la única pregunta fundamental: la felicidad. Eso es lo que Dios quiere de nosotros: que seamos felices. En ello está la clave de Dios y la clave de todo hombre: descubrir el camino de la felicidad. Por eso, toda la vida, está bajo la protección de la respuesta a esa pregunta: ¿cómo soy feliz? Las elecciones de vida tienen que mirar ahí y a cómo servimos a los demás: ¿Qué necesita el mundo de mí? ¿quién puede requerir mi ayuda, mi persona, mi vida? Responder con la vida entera en el matrimonio, en el sacerdocio, en la vida consagrada, en la vida de clausura, en la soltería consagrada, responder, como Marta, con la vida entera es donde está, en el fondo, la única respuesta básica y fundamental. Lo demás, siendo importante, va detrás.
¿Qué ha encontrado Marta que no hayan visto otros? Nada. El mismo colegio, los mismos amigos, las mismas circunstancias, la misma parroquia. Nada ha sido distinto en ella, pero todo ha sido diferente.
La historia de las vidas en las que surge la vocación no son distintas a otras historias o a otras vidas. Simplemente, que, en un momento concreto, se permite que alguien te hable y ya no dejará el corazón de estar inquieto y en búsqueda, pero, el que busca, encuentra. Gracias Marta.

@miguelangeljs


Publicado en La Tribuna de Ciudad Real el 22 de octubre de 2017

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