lunes, 30 de noviembre de 2009

Frases del Santo Cura de Ars

La búsqueda.


Cada búsqueda y cada recorrido vocacional es original. La iniciativa de Dios y la libertad humana se entremezclan de muchas maneras para formar un tejido único aunque variado en sus formas. Sin embargo, es posible distinguir unos puntos comunes que se repiten en toda historia vocacional en la primera etapa de búsqueda.

• Comienzos

• Primeras dificultades
• Nueva afirmación

Cada uno de estos tres hitos adquieren una pluralidad de formas. Es necesario que sepamos, si acabamos de ponernos en marcha, en qué situación estamos del proceso para poder construir nuestro camino vocacional. Si llevamos un largo camino ya recorrido no vendrá mal repasar nuestros orígenes y comprender a nuestros hermanos que comienzan a andar.

1.- COMIENZOS: (Por qué no) El que comienza un camino es porque oyó una pregunta más o menos clara: ¿Por qué no comprometerse? ¿Por qué no llegar a ser religiosa o sacerdote? Y surge una pregunta que es una respuesta aunque todavía no muy clara que habrá que clarificar y profundizar. ¿POR QUE NO?

Siempre hay un punto de partida: la llamada tienen una cara, un día, una canción, un momento especial, una oración, una amistad, una soledad, una experiencia fuerte...

Es bueno que repasemos nuestra historia vocacional o si estamos en las primeras etapas analicemos las personas que han influido en el descubrimiento e inicio de nuestra vocación y las personas que siguen influyendo y sosteniendo nuestra decisión. No son casualidades, la aparición de ciertas personas o de determinadas experiencias en nuestra vida. Para Dios no existen casualidades. Son detalles de todo un plan amoroso de Dios para cada uno de nosotros. (Jn. 1, 40-42). Mira hacia atrás y descubre los cruces de personas y circunstancias en tu vida donde encontraste a Jesús, y da gracias a Dios por ello.

2.- DIFICULTAD: (Por qué yo)
En la primera etapa de esta búsqueda se fijaba uno en Dios que llama, para descubrir los signos de su voluntad. En esta segunda etapa, la persona se mide a sí misma con la misión que Dios le encomienda. Y lógicamente, la misión de Dios es más grande que nuestras posibilidades, y se origina el desánimo. Después de los entusiasmos iniciales, llegan las dificultades.

Cara a cara nos enfrentamos con nuestra realidad. A veces exageramos nuestras limitaciones y otras veces las inventamos. Temas como la oración, la fe, la madurez afectiva, el compromiso les analizamos desde las dificultades, desde la renuncia. La vocación la convertimos en una ilusión, en una autosugestión y de la madurez afectiva sólo vemos impulsos sexuales no orientados, vacío y soledad... El tiempo de oración es un tiempo desabrido, no se ve su “utilidad”, De las personas e instituciones sólo vemos los defectos. La crítica ácida hace su aparición en nuestros juicios y valoraciones.

Todo esto engendra una reacción ¿Por qué yo? Y nos defendemos con falsas justificaciones: “Tal persona es mejor que yo”; “esta vocación no es para mí”; “mejor, no correr riesgos de equivocarse”, “quién me garantiza que no voy a fallar...”
Es el momento de la elección como negación. Tus ojos se fijan en lo que dejas, en lo que pierdes. La decisión se ve como un corte. ¡Te arrancan algo!
Es el tiempo de la crisis. Lo puede ver también en numerosos casos de vocaciones bíblicas.

Lee: Ex. 3, 11 ¿Quién soy yo...?

Ex. 4, 10 Por favor, Señor, yo no he sido nunca...
1 Re 19, 4 Basta, Ya, Señor, toma mi vida...


Sin embargo la noche nunca es totalmente oscura. Tiempo difícil, tiempo de lucha interior; pero allí está Jesús.


En esta etapa y ante esta situación, ¿qué hacer? Toma una actitud positiva y de confianza, vive la elección como afirmación, viendo, no lo que dejas, sino lo que adquieres; asume las responsabilidades personales. Las dificultades manifiestan tu ser: Tus consistencias y tus inconsistencias te ayudarán a entrar en ti y a reanudar el diálogo con Dios... Vive intensamente el momento presente. A la pregunta pero ¿Por qué yo?, responde ¿Por qué yo no?


3.- AFIRMACIÓN: Sí, te seguiré. Después de la duda viene la decisión generosa para seguir a Cristo. La presencia de Dios en nuestra vida, es más fuerte que nuestras limitaciones y nuestras incertidumbres. Cristo se presenta como una gran posibilidad, como un proyecto de vida que llena nuestras expectativas.

Descubrimos que elegir a Cristo no es calcular, no es perder, es vivir con plenitud, es ganar. Más que nuestras sombras, vemos la luz que emerge en nuestra vida poco a poco. Quizá no existen evidencias externas que eliminen el riesgo, pero hay siempre una gran fe y un abandono en las manos de Dios que no defrauda y no traiciona y que nos permite decir: Sí, te seguiré.


PREGÚNTATE:


-De los tres momentos de la búsqueda ¿Dónde te encuentras ahora?
-¿Qué ha cambiado en ti?
-Descubre las elecciones que ya has hecho ¿Qué ha pasado en ti?

-Analiza tu vida de oración ¿Jesús está creciendo en ti como centro y modelo único de tu vida?

lunes, 23 de noviembre de 2009

Gastar la vida.


Jesucristo ha dicho: “Quién quiera economizar su vida, la perderá;

y quién la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna”.


Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.

Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,

y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.


Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.

Y sobre todo está la cobardía...


Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.

Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;

no se la puede economizar en estéril egoísmo.


Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;

hacer un favor al que no lo va a devolver;

gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,

sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.


Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;

sólo entonces seremos luz.

Líbranos de la prudencia cobarde,

la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.


Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.

La vida se da sencillamente, sin publicidad,

como el agua de la vertiente, como la madre da cl pecho a su bebé,

como el sudor humilde del sembrador.


Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,

porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;

no podemos caer en el vacío.


El futuro es un enigma,

nuestro camino se interna en la niebla;

pero queremos seguir dándonos,

porque Tú estás esperando en la noche,

con mil ojos humanos rebosando lágrimas.






miércoles, 18 de noviembre de 2009

Decálogo Vocacional

Este decálogo te será un instrumento de primer orden para que lo utilices bien. Son pistas o indicios sencillos que te ayudarán a confirmar tu decisión vocacional. Es importante que al terminar la Convivencia Vocacional te vayas con el convencimiento de que tu elección está suficientemente fundamentada.
No todos los criterios que se indican deben darse a la vez en ti. Tampoco es necesario que se den con mucha intensidad. Basta con que sientas que “algo así” te está ocurriendo. Además, en el diálogo con tu acompañante te ayudará clarificar los posibles subjetivismos. Ahí van:

  • No necesitas una evidencia o una seguridad total. Para este momento de la decisión no la precisas. Con tener una conciencia recta y bien informada, no necesitas más de un 51% de razones para decidirte.
  • Los ejercicios de búsqueda vocacional hechos hasta ahora te llevan, en general, a iguales o parecidas conclusiones.
  • A medida que te clarificas vas encontrando paz interior, libertad, gozo, ser tú mismo... Al decidir no te mueve ni la angustia, ni el agobio, ni tampoco la euforia que suele ser muy mentirosa.
  • Has elegido las “preferencias de Jesús” y te sientes agradecido y humilde.
  • Has entendido que tu decisión centra y orienta tu vida y te ayuda a entender tu pasado y tu presente como una historia conducida desde siempre por el Señor, tu Dios.
  • Tu decisión vocacional se apoya no tanto en tus propias fuerzas, sino en la bondad y en la fidelidad del Señor contigo. Y eres muy realista; no caes en autosuficiencias ni pesimismos.
  • Tienes claro qué debes hacer ahora, dónde ir y quién te debe seguir ayudando. Ello no quiere decir que lo tengas todo absolutamente clarito y controlado.
  • Al tomar la decisión te apoyas en Dios. Y cuentas también con la ayuda de María. Te sientes en paz y en libertad. No dependes de tener éxito, de sentirte cómodo, de triunfar.... Sólo Dios es tu roca. Lo demás son arenas movedizas.
  • Cuando piensas en un posible fracaso futuro, en una equivocación, en una pérdida de años preciosos... no pierdes ni la paz ni la confianza en el Señor, tu Dios.
  • Y todo esto, sin hacer “espectáculos”, desde la sencillez y la humildad, sin autosuficiencias, sin tocar trompetas ni hacer llamadas de atención. Lo haces en silencio y en fe, como María.

lunes, 9 de noviembre de 2009

María, madre y modelo de cada vocación


Existe una criatura en la que el diálogo entre la libertad de Dios y la libertad del hombre se realiza de modo perfecto, de manera que las dos libertades puedan actuar realizando plenamente el proyecto vocacional; una criatura que nos ha sido dada para que en ella podamos contemplar un perfecto designio vocacional, el que debería cumplirse en cada uno de nosotros.

¡Es María, la imagen salida del designio de Dios sobre la criatura! Es, en efecto, criatura como nosotros, pequeño fragmento en el que Dios ha podido verter todo su amor divino; esperanza que nos ha sido dada para que mirándola, podamos también nosotros aceptar la Palabra a fin de que se cumpla en nosotros.

María es la mujer en la que la Santísima Trinidad puede manifestar plenamente su libertad electiva. Como dice San Bernardo comentando el mensaje del ángel Gabriel en la anunciación: « Esta no es una Virgen encontrada en el último momento, ni por casualidad, sino que fue elegida antes de los siglos; el Altísimo la predestinó y se la preparó ».(52) Y San Agustín ya había escrito mucho antes: « Antes que el Verbo naciese de la Virgen, El ya la había predestinado como su madre ».(53)

María es la imagen de la elección divina de toda criatura, elección hecha desde la eternidad y totalmente libre, misteriosa y amante. Elección que, normalmente, va más allá de lo que la criatura puede desear para sí: que le pide lo imposible y le exige sólo una cosa: el valor de fiarse.

Pero la Virgen María es también modelo de la libertad humana en la respuesta a esta elección. Ella es la muestra de lo que Dios puede hacer cuando encuentra una criatura libre de acoger su propuesta. Libre de pronunciar su « sí », libre de encaminarse por la larga peregrinación de la fe, que será también la peregrinación de su vocación de mujer llamada a ser Madre del Salvador y Madre de la Iglesia. Aquel largo viaje se concluirá a los pies de la cruz, con un « sí » todavía más misterioso y doloroso que la hará ser plenamente madre; y, después, también en el cenáculo, donde engendra y sigue todavía hoy engendrando, con el Espíritu, la Iglesia y cada vocación.

María, en fin, es la imagen perfectamente realizada de la « mujer », perfecta síntesis del alma femenina y de la creatividad del Espíritu, que en Ella encuentra y escoge la esposa, virgen madre de Dios y del hombre, hija del Altísimo y madre de todo viviente. ¡En Ella cada mujer encuentra su vocación de virgen, de esposa, de madre!

+Obra Pontificia para las Vocaciones Eclesiásticas.

La vida monástica, oportunidad para la Iglesia



Históricamente la vida monástica ha sido la primera por lo tanto sigue siendo aun hoy la matriz de todas las demás formas de vida religiosa; y precisamente, por su mayor radicalismo, debe estimular las otras formas de vida religiosa.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Medios al servicio de la Evangelización

La Celebración ya próxima de la Jornada de la Iglesia Diocesana, el domingo 15 de noviembre, está precedida de una amplia campaña publicitaria en prensa radio y TV que, con el lema "Por Tantos", pretende dar a conocer las acciones que la Iglesia católica española realiza en favor de toda la sociedad. Para ello, va mostrando el testimonio de diversos voluntarios católicos que, motivados por su fe, realizan trabajos altruistas sirviendo a los más desfavorecidos.
No faltará quien opine que este tipo de campañas publicitarias son innecesarias, que mejor estaría empleado en otras cosas el dinero que cuesta cada cuña de radio, cada anuncio en un periódico, cada minuto de televisión. Después de todo, dirán, la Iglesia existe desde hace ya más de 2000 años y no ha necesitado nunca usar los medios para anunciarse como una firma más.
Quizá en el pasado no fue necesario, pero no podemos obviar que vivimos en el tercer milenio, en un mundo radicalmente nuevo, en el que los medios de comunicación social son creadores decisivos de cultura e ideas.
Si ya en 1975 el papa Pablo VI decía que "la Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no usara estos medios tan poderosos", hoy en día esta urgencia es mucho más perentoria. Todos recordamos como el siervo de Dios Juan Pablo II, aprovechó los medios de comunicación, la imagen, el sonido, como poderosas herramientas de evangelización, convencido, según sus propias palabras, de que "el uso de las técnicas y tecnologías contemporáneas forman parte de la misión propia de la Iglesia en este siglo".
El mundo de la comunicación, que ha sido definido acertadamente como el primer areópago de los tiempos modernos, hace de nuestra sociedad una aldea global, en la que la información, las ideas y opiniones, se crean y extienden a una velocidad nunca antes imaginada. Para nosotros, portadores de la Buena Noticia del Evangelio, constituyen una oportunidad providencial de llegar a los hombres y mujeres de cualquier latitud, superando las barreras del tiempo, del espacio y de la lengua.
Están, al mismo tiempo, al servicio de la comunión eclesial, porque permiten un conocimiento mayor entre las diversas iglesias, que redunda en un enriquecimiento mutuo y una colaboración más eficaz.
Recordemos las palabras proféticas de Juan Pablo II: "no tengáis miedo de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías, ya que están entre las cosas maravillosas que Dios ha puesto a nuestra disposición para descubrir, usar, dar a conocer la verdad, incluso la verdad sobre nuestra dignidad y nuestro destino de hijos suyos, herederos del Reino eterno".

Rubén G. P.
 
 
 

Blog vocacional

Blog vocacional del Monasterio de Madres Benedictinas de Sahagún de Campos:


http://www.monasteriosantacruz.com/blog/

domingo, 1 de noviembre de 2009

Vocación a la Santidad


Patriarcas que fuisteis la semilla del árbol de la fe en siglos remotos, al vencedor divino de la muerte rogadle por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados del porvenir el velo misterioso, al que sacó la luz de las tinieblas rogadle por nosotros.
Almas cándidas, Santos Inocentes, que aumentáis de los ángeles el coro, al que llamó a los niños a su lado rogadle por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo de la Iglesia el cimiento poderoso, al que es de la verdad depositario rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma en la arena del circo, en sangre rojo, al que os dio fortaleza en los combates rogadle por nosotros.
Vírgenes semejantes a azucenas, que el verano vistió de nieve y oro, al que es fuente de vida y hermosura rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate pedisteis paz al claustro silencioso, al que es iris de calma en las tormentas rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas nos legaron de virtud y saber rico tesoro,al que es caudal de ciencia inextinguible rogadle por nosotros.
Soldados del Ejército de Cristo, Santas y Santos todos, rogadle que perdone nuestras culpas a Aquel que vive y reina entre nosotros.

Gustavo Adolfo Bécquer